El estilo zen: características
Evitar el estrés, desconectar del mundo y conectar contigo mismo. Así es el estilo zen, una filosofía oriental cuyo origen se encuentra en las enseñanzas del Budismo y las tradiciones espirituales del Hinduismo. No es hasta el siglo XIII cuando alcanza su máxima expresión en Japón y en Europa no aparecerá hasta siete siglos después.
El estilo zen busca la relajación, la armonía, el equilibrio y la paz interior en actos como la meditación, el yoga … Pero el estilo zen también se puede configurar en el interior del hogar. No existen normas estrictas de cómo debe hacerse, pero sí algunas características que permiten alcanzarlo. Por ejemplo, evitar el desorden o el exceso de objetos.
Minimalismo
El diseño minimalista es clave para aplicar el estilo zen en tu vivienda. Para ello, apuesta por espacios abiertos y diseños sencillos. Cuanto más simple, más probabilidad de alcanzar la paz y armonía en tu casa.
Escoge las líneas rectas y los muebles funcionales. Todos aquellos muebles y objetos que no se utilizan en el día a día se deben eliminar. Y cuanto más sencillos sean mucho mejor. El objetivo no es llamar la atención de las estancias ni del mobiliario, sino hacer destacar la hermosura de la simplicidad. Y la comodidad, por supuesto.
Aprovechar la luz natural es esencial, así como huir de los excesos. Por eso es que es tan vital que, tanto las paredes como los muebles sean de colores neutros como el blanco, el beige o el gris. De esta forma es mucho más fácil conseguir la tranquilidad y equilibro del hogar. Hay que resaltar que el uso de materiales naturales como la madera, el bambú o el mimbre también importante para conectar con la naturaleza. Junto a ello, otros colores como el verde o el marrón ayudarán a lograrlo, pero en espacios concretos y sin abusar de ellos. Como decimos, la naturaleza tiene un papel indispensable en el estilo decorativo zen. Por eso, coloca algunas en diferentes estancias para que te aporten esa calma, serenidad y bienestar.
En cuanto a las paredes, reduce los adornos, cuadros, fotografías u otros cuadros o elementos decorativos. Menos siempre (o casi siempre) es más. Y a tus pies un suelo de madera, preferiblemente. Aunque también se aceptan suelos en tonos neutros como el gris. Pero si tienes un suelo industrial, cúbrelo con alguna alfombra de lana o algodón.
Suavidad, esencia e intimidad
La decoración zen requiere de ambientes intimistas. Por ello, el uso de cortinas y estores es habitual y una muy buena opción para conseguir la reducción de corrientes de aire y el ruido en el interior de la vivienda. Selecciona siempre tejidos naturales y ligeros como son el algodón, el lino o la lana; lo dejamos a tu elección. Los acolchados también son una buena opción, principalmente por ser muy cómodos.
Una de las características del estilo zen es que la casa huela bien. Las velas aromáticas o los aceites esenciales son el remedio perfecto. Se recomienda utilizar olores frescos por la mañana para fortalecer el organismo. No obstante, por la noche son los olores como el de la manzanilla o la bergamota los mejores, ya que ayudan a relajar el sistema nervioso y el descanso.
Otro tip que puede ayudarte es colocar ambientadores en cajones y armarios, bien con flores naturales como la lavanda o con jabones.
Descanso
La hora de dormir es para descansar y desconectar. Y nunca mejor dicho. El estilo zen huye de los aparatos tecnológicos. El sonido que emiten, las luces y las ondas perturban la mente y tienen cargas negativas, por lo que empeoran el sueño. La habitación es para relajar el cuerpo y la mente. Y para mejorarlo, coloca la cama junto a la ventana.
