¿Qué pasaría si no existiera el interiorismo?

¿Cómo sería un mundo sin interiorismo?… Sin duda, más feo. Las personas seríamos más tristes y la vida resultaría más difícil.

Sabemos que suena pretencioso porque no es una necesidad básica que deba cubrir el ser humano para su supervivencia, pero lo cierto es que ayuda, y mucho, en nuestro día a día.

Y si nos ayuda en cada jornada, eso quiere decir que afecta en su totalidad a nuestras vidas.

Lo que hemos visto como interioristas

A lo largo de los años que llevamos trabajando como interioristas hemos podido comprobar varios patrones:

Hemos visto familias estresadas, tanto padres como niños, porque no logran establecer orden en sus casas, a veces por falta de espacio, a veces por no contar con una buena distribución que les permita tener más almacenaje, y otras, para qué engañarnos, porque uno de ellos compra compulsivamente y sufre de síndrome de Diógenes (no exageramos).

También hemos visto parejas en las que uno de los miembros cedía todas las decisiones a la otra parte ya que “le da igual cómo se hagan las cosas”, pero, llegado el momento, sí quería ser escuchado puesto que prefería las cosas de una u otra forma. ¿Por qué será? Porque uno necesita para su bienestar emocional tener su rincón de lectura, su sofá chaiselongue para las siestas o, por ejemplo, evitar a toda costa los espejos redondos, porque, por alguna razón que desconoce, le chirría y no quiere verlo a diario.

Otras parejas en cambio llegan con cierta tensión a la primera reunión con nosotras, ya que uno de los dos no está nada convencido de gastar dinero en alguien para que le ponga muebles en su propia vivienda. ¡Sólo faltaba que le tengan que decir a uno de qué color pintar las paredes de su casa!

Hemos comprobado también cómo personas que viven solas y no tienen tiempo, aparentemente delegan todo a los interioristas para que le procuren una “vivienda decente sin más pretensiones, porque total, vivo solo”, pero que, según avanza el proyecto, se van emocionando con la idea del cambio y de lo bien que quedará su vivienda. En ese punto llega la alegría a su vida, su ánimo es otro y los planes para invitar a los amigos a cenar a casa y enseñarles su nueva decoración aparecen con mucho entusiasmo.

Conclusión

En unos casos por puro desconocimiento y por pensar que el interiorismo se basa en poner dos cortinas y cuatro flores, y en otras ocasiones por desdeñarlo (porque nadie mejor que ellos mismos puede saber qué necesitan) es necesario la ayuda de alguien con experiencia.

A veces son pequeños consejos, sutilezas que ayudan a conseguir el confort que necesita cada persona, otras veces son grandes cambios de mentalidad los que hacen falta para llegar a buen puerto.

El caso es que nos sentimos diferentes según el espacio en el que nos encontramos. Y si no ¿por qué todo el mundo prefiere a priori un piso exterior bien iluminado y con buenas vistas?

La vivienda de cada uno es de vital importancia. Es nuestro refugio particular, donde somos realmente nosotros mismos. Por ahí empiezan nuestras sensaciones, pero no siempre uno puede comprar lo que le gustaría, así que en ese momento más que nunca, es vital lograr un buen interiorismo que sepa sacarle el mejor partido.

Solo así se podrá transformar en nuestro hogar lo que en principio sentimos como una casa ajena. Un espacio propio al que dé gusto volver después del trabajo. Una vivienda a la que no nos apetezca volver después de unas estupendas vacaciones y a la que incluso la echemos de menos mientras estamos lejos.

En Spacio4 nos preocupamos por cada rincón de tu casa y tu comodidad. ¡Te ayudamos en lo que necesites! ¡Contáctanos!

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