Los patios interiores: naturaleza y sosiego

Es habitual que las casas tengan un patio o jardín, mientras que en los pisos encontramos una terraza o un pequeño balcón. En muchas ocasiones, este espacio no recibe la importancia que requiere. La mayoría de personas fue consciente en la pandemia: tener un espacio al aire libre y, por qué no, rodeado de naturaleza. Desconectar de todo y conectar con el exterior. Estas zonas han ganado popularidad, pero aún más los patios interiores. Tu hogar se llena de vida con una zona libre y única que aporta serenidad al ambiente. Además, el diseño de tu casa cambia y el patio se convierte en un refugio tranquilo, fresco y especial.

El lugar donde lo ubiques, la decoración … Son muchos aspectos positivos los que aporta un espacio que, por pequeño que sea, puede ser vital para ti y tu vivienda.

 

Decide dónde ubicarlo

Es el primer paso y el más importante. Uno de los sitios más idóneos siempre es entre el comedor y la cocina. No solo aportará mucha luz a ambas estancias, también será un punto en el que fijarán la mirada todos tus invitados. Pero también es habitual encontrar patios laterales, es decir, un patio como un pasillo, que recorra la casa.

Estas zonas también ayudan en la ventilación del hogar, así como a suavizar el calor en una vivienda pequeña. Todo esto se conseguirá en mayor o menor medida en función del tamaño del patio, pues no es lo mismo que el patio abarque desde el principio hasta el final de la casa que en un pequeño espacio.

 

¿Cómo vas a decorarlo?

Todo depende de la finalidad que quieras, así como del estilo de la vivienda completa. Empieza por decidir los materiales que poner tanto en el suelo como en las paredes, así como la decoración en esta última: plantas trepadoras, macetas con flores … Evita el empleo de muchos materiales, especialmente si no es muy amplio. Si sabes bien para qué quieres este espacio te será mucho más sencillo. Un jardín, una fuente, un pequeño estanque … todo ello definirá tu estilo. Por ello, si buscas la sencillez, el uso de pocos materiales te ayudará a conseguirlo.

Apuesta por unas paredes acristaladas. Así, toda la luz que ingrese en el patio irá también para el hogar. Pueden estar abiertas al exterior, a la vida en común y familiar; tú decides. Si te decides por paredes con cimientos, escoge un color neutro como el blanco o el marrón.

La naturaleza es imprescindible en los patios interiores. Plantas, césped o incluso algún árbol. ¿Por qué no? Una zona de sombra también puede ser relevante si quieres pasar tiempo, por ejemplo, leyendo. Otra opción es colocar techos. No tienen por qué cubrir todo el patio; eso dependerá de tus gustos y necesidades. Pero es cierto que, en caso de lluvia, esa zona quedará más protegida. Unas persianas exteriores o techos de láminas pueden ser una buena solución y tampoco entorpecerán el paso de la luz.

Para continuar con el estilo decorativo de esta zona, puedes colocar piedras de canto rodado en blanco alrededor de la vegetación. Creará una sensación visual de tranquilidad y limpieza. El agua también puede ser un punto fuerte.

En cuanto al mobiliario, menos es más. Coloca un sillón colgante con cojines y eso ya será suficiente. Pero, como comentamos anteriormente, todo depende del uso que le quieras dar. Puedes colocar un comedor, por lo que deberás poner una mesa con sillas.

Por todo esto es importante saber qué uso le vas a dar a tu patio interior y dónde ubicarlo. Tras esto, el resto irá cogiendo forma poco a poco.

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